La mayoría de las situaciones que nos preocupan nunca llegan a suceder. Sólo son fruto de nuestra imaginación y de proyecciones futuras de nuestra mente.
Pero… ¿cómo dejar de preocuparnos? ¿De qué manera podemos controlar estas ideas para que no nos atormenten?
La preocupación constante puede enfermarte
Una persona que vive siempre preocupada tiene muchas más probabilidades de sufrir problemas emocionales. En algunos casos puede llegar a somatizar y tener también afectaciones físicas.
Nadie se puede permitir el lujo de perder la salud: es el bien más preciado que tenemos. Como ya hemos visto, la preocupación constante puede hacer que una persona sana contraiga enfermedades con más facilidad. Por tanto, es importante controlar la angustia que nos provocan los problemas del día a día.
Si escribimos lo que nos intranquiliza hoy y lo revisamos de aquí a un año, seguramente comprobaremos que la mayoría de cosas no han ocurrido. Por tanto, de nada sirve darle una y mil vueltas a los problemas.
Consejos para vencer las preocupaciones
En las siguientes líneas os proponemos una serie de consejos para vencer las preocupaciones. Muchos de ellos ya fueron propuestos por Dale Carnegie en su obra.
#1. Ocúpate del ‘ahora’
Dale Carnegie en su libro “Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida” alude a la cita de Thomas Carlyle: “Lo principal para nosotros no es ver lo que apenas se vislumbra allá a lo lejos, sino hacer lo que tenemos claramente a nuestro alcance”.
Con estas palabras, el autor se refiere a que es preciso concentrarse en el trabajo que tenemos entre manos. Esto es, aunar todas nuestras energías en hacer las tareas de hoy lo mejor posible. El presente es lo único que poseemos. O como dice el sabio refrán: “Cada día trae su afán”.
Todos podemos hacer bien nuestro trabajo por un día: ser amables, intentar llegar al mejor resultado... Después podemos irnos a dormir, descansar y pensar que mañana será otro día. Con este pensamiento, cada amanecer es una nueva oportunidad.
#2. Analiza las situaciones de forma realista
A la hora de resolver una situación compleja, es recomendable seguir ciertos pasos. Primero, es imprescindible obtener toda la información en torno a los hechos. Muchas de las personas sufren preocupaciones antes de conocer todas las circunstancias del problema. Una vez conseguidos los datos, es preciso analizarlos de forma objetiva.
En esta fase, es aconsejable mantener nuestras emociones al margen de nuestros pensamientos. El objetivo es encontrar la mejor solución. Después de esto, es preciso tomar una decisión y actuar en consecuencia.
Este proceso puede ser complicado de llevarlo a la práctica. Por ello, Dale Carnegie presenta en su obra una serie de consejos que son de mucha utilidad:
Escribe en un papel lo que te preocupa, y hazlo de forma minuciosa.
Anota qué puedes hacer al respecto para solucionarlo.
Decide qué hacer.
Empieza inmediatamente a poner en práctica tu decisión.
Con tomar la decisión y pasar a la acción, muchas de las preocupaciones se desvanecen.
#3. Mantente ocupado
Otra manera de hacer que las preocupaciones se diluyan es mantenerse ocupado. ¿Por qué realizar actividades interesantes ahuyenta la ansiedad? Cuando llevamos a cabo tareas que realmente nos apetecen, entramos en un estado de “flow”. Se trata de un estado emocional positivo en el que nos sentimos implicados de forma total con la actividad. Cuando nos vemos así, la atención en el problema pasa a un segundo plano.
Por ello, mantenernos ocupados no es baladí. En palabras del mismo Dale Carnegie: “El remedio contra la preocupación es estar todo el tiempo ocupado haciendo algo constructivo”.
#4. Coopera con lo inevitable
Cooperar con lo inevitable significa no enfadarnos con lo que nos ha tocado vivir. Esto es, aceptar las circunstancias si no las podemos cambiar. Para empezar a superar una situación difícil, es mejor tomar las cosas tal y como son.
Cooperar con lo inevitable es dejar de darle vueltas a lo que no podemos controlar. Si no está en nuestra mano, resulta absurdo preocuparse. Es indispensable recordar que no son las circunstancias las que determinan cómo nos sentimos, sino la manera en las que reaccionamos ante ellas.
#5. No te preocupes del pasado
De nada nos sirve preocuparnos de algo que ya ha pasado. Existe una sencilla razón: no es posible cambiar lo sucedido. En lugar de esto, es mucho más provechoso extraer un aprendizaje. Sólo hay una manera para que el pasado sea constructivo: analizar lo que pasó y observar los errores. Esto nos puede servir para no volverlos a cometer.
En el presente es más beneficioso concentrar nuestras energías en realizar planes para el futuro. En cuanto a lo que hemos aprendido, es ineludible llevarlo a la práctica. El conocimiento es poder cuando se aplica.
En suma, todos estos consejos por obvios que parezcan son muy útiles para suprimir las preocupaciones. Ya sea por situaciones pasadas por las que ya nada se puede hacer, o por situaciones que no sabemos si pasarán, no vale la pena preocuparse. El mejor consejo es vivir el presente y vivir el día como una unidad. El mañana es otro afán diferente del que ya nos ocuparemos. De momento, somos hoy y nos debemos a la tarea que tenemos ahora entre manos.
En los programas de Dale Carnegie enseñamos cómo vivir plenamente en el presente y a manejar situaciones estresantes y problemáticas. Visita nuestro sitio web, seguro que encuentras un programa Dale Carnegie interesante para ti.