Un ataque cerebral (también llamado apoplejía) es una emergencia médica. Hay dos tipos: isquémico y hemorrágico. El accidente cerebral hemorrágico es el tipo menos común. Ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra dentro del cerebro. En cuestión de minutos, las células del cerebro comienzan a morir. Las causas incluyen un aneurisma hemorrágico, una malformación arteriovenosa o la rotura de una pared arterial.
Los síntomas de un derrame cerebral son:
- Entumecimiento o debilidad repentina de la cara, brazo o pierna (especialmente en un lado del cuerpo)
- Confusión repentina, dificultad para hablar o entender el lenguaje
- Dificultad repentina para ver con uno o ambos ojos
- Problemas para caminar repentina, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación
- Dolor de cabeza severo repentino sin causa conocida
Es importante tratar los ataques cerebrales lo más rápido posible. En un accidente cerebrovascular hemorrágico, los primeros pasos consisten en encontrar la causa del sangrado en el cerebro y luego controlarlo. Se puede necesitar cirugía. La rehabilitación tras un accidente cerebrovascular puede ayudar a las personas a superar las discapacidades causadas por la apoplejía.
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